La viabilidad del hombre está en serio riesgo, no es una novedad, no hay lugar para todos claramente.
Desanclado de la naturaleza el hombre navega a la deriva sin brújula ni timón. Las culturas milenarias van comprendiendo que a ciertas señales hay que descifrarlas, no tenemos la refinada adaptación que tienen las cucarachas ni las hormigas. La ciencia nos tiene que servir para entender esas señales si no será tarde.
El conocimiento integrando razón e instinto es el camino. No veo otro con mi miope mirada humana.
Ciertas especies conocen instintivamente que se pueden tener los hijos que se pueden alimentar, el exceso muere.
La vida tiene un tope, por algo lo tiene, mal que nos pese. La naturaleza eso nos marca.
Sin anclaje, sin manada, sin instinto y con una razón tumoralmente hipertrofiada, elevemos un requiem aeternam hominis
De cómo la razón moderna nos dejó desasidos y angustiados, reflexión sobre el misterio del ser